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En vísperas del Día Mundial de la Concienciación sobre el Trastorno del Espectro Autista (TEA), el padre expone una imposición laboral que perjudica a la familia.

El profesor Ariel Campusano, padre de una niña con autismo, reclamó a los directivos de la escuela secundaria 57 de Villa Rural El Palmar por proceder arbitrariamente a implementar cambios en sus horarios de trabajo. Asegura que esta decisión afecta principalmente la rutina que debe cumplir para retirar a su hija de un centro terapéutico de Machagai, explicando que ella por su patología de TEA (Trastorno del Espectro Autista) «no tolera cambios abruptos en su contexto y esto afecta gravemente su estabilidad emocional».

El caso cuenta también con el apoyo de la Fundación Meltén que trabaja con personas con discapacidad, cuya coordinadora de la región Norte Grande, Sandra Romero, avaló la publicación del pedido que apela a la toma de conciencia ante esta situación que obstaculiza la organización de la familia. «Un caso de arbitrariedad en Quitilipi que expone los problemas a los que se enfrentan cotidianamente las familias de personas con discapacidad.

Eluney tiene 13 años y su día a día se basa en el seguimiento de una rutina que le da estabilidad y confianza, no solo a ella, sino a todo su grupo familiar. Es tranquila y cuando se pone contenta al escuchar una canción que le gusta agita sus manos, haciendo el aleteo característico de las personas con el diagnóstico de autismo. A partir de esa rutina sabe que los miércoles cena «milangas», que este día duerme en la casa de su mamá Sandra y que por la tarde su papá la va a buscar a la escuela. Desde hace más de ocho años Ariel Campusano -padre de Eluney- organizó sus horarios laborales en la E.E.S. 57 «Sargento Juan Bautista Cabral» de Villa Rural El Palmar para poder retirarla los miércoles del Centro Terapéutico «Despertares» en Machagai. Recorre 20 km, ya que como suele ser frecuente en ciudades chicas, las ofertas educativas para personas con discapacidad son escasas», se describe en una carta enviada a esta agencia.

NEGATIVA DE LOS DIRECTIVOS

El escrito continúa señalando: al inicio del ciclo lectivo 2025 los directivos Gustavo Geraldi y Nancy Vodanovich modificaron los horarios establecidos, perjudicando la rutina de la niña. El padre presentó una solicitud para restituirlos, explicando que ese día Eluney está bajo su exclusivo cuidado y la pequeña no tolera cambios abruptos en su contexto porque afectan gravemente su estabilidad emocional. La respuesta de la dirección negó la solicitud de cambio y ratificó la nueva distribución horaria, explicándole por escrito que «en la construcción de un horario existen limitantes, no pudiendo asistir a cada docente frente a planteamientos de índole personal».

PROTECCIÓN DE LAS LEYES

En la carta advierten que la postura del directivo escolar «contradice claramente el artículo 7 de la Ley 647 Estatuto Docente donde se establece que el docente tiene derecho a que se reconozcan las necesidades del grupo familiar». Además, apelaron a legislaciones vigentes como la Ley Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes 26.061 «que sostiene que cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de las niñas, niños y adolescentes frente a otros derechos e intereses, prevalecerán los primeros, dando preeminencia siempre a los derechos de los niños».

Igualmente mencionaron la Ley 26.378 que vela por los derechos de las personas con discapacidad y eso incluye a las familias. «Esta decisión afecta el esquema de horarios y ajustes familiares para evitar que Eluney se ponga ansiosa y presente una crisis», agregaron.

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