echeverri y lencina

Orgullo chaqueño, dos talentos provincianos, al Mundial de Clubes 2025

En una competencia donde brillarán las figuras más rutilantes del fútbol mundial, el Chaco dirá presente con dos jóvenes promesas que rompieron todas las barreras. Claudio «Diablito» Echeverri, del Manchester City, y Santiago Lencina, de River Plate, representarán no solo a sus clubes, sino también a una provincia que no suele figurar en los grandes escenarios del fútbol internacional.

No es común que futbolistas chaqueños lleguen a lo más alto. Las dificultades estructurales, económicas y sociales que enfrenta la región hacen que soñar en grande sea una meta más lejana. Sin embargo, estos dos chicos nacidos y criados, uno en el interior profundo y otro en Resistencia, lograron lo que muchos ven imposible: llegar a la elite del fútbol mundial.

Claudio Echeverri nació en Resistencia, pero su talento ya era noticia en cada potrero de la ciudad desde que tenía 10 años. Rápido, hábil y con una personalidad distinta, fue reclutado por River a edad temprana. Su ascenso fue meteórico: brilló en selecciones juveniles y terminó siendo transferido al Manchester City, donde ya comienza a sumar minutos. En 2025, jugará su primer Mundial de Clubes con el equipo de Guardiola. Un sueño cumplido que, en sus palabras, representa a «todos los pibes del barrio que sueñan con llegar».

El caso de Santiago Lencina es igual de inspirador. Nacido en Corzuela, un pequeño pueblo chaqueño, forjó su camino a base de esfuerzo, viajes interminables y entrenamientos lejos de casa. Llegó a River sin los flashes que acompañaron a Echeverri, pero intenta ganar su lugar con perfil bajo y trabajo constante. Hoy, integra el plantel profesional del club de Núñez y será parte del equipo que representará a Argentina en el renovado Mundial de Clubes.

Para llegar a estas instancias, no alcanza con el talento. En provincias como Chaco, donde muchas veces faltan recursos, canchas en condiciones y estructuras deportivas, cada paso hacia la profesionalización es una lucha. Los viajes eternos para probarse, las familias que hacen malabares para sostener la ilusión, y los obstáculos diarios hacen que triunfar sea, en sí mismo, una gesta.

Que Echeverri y Lencina estén en el Mundial de Clubes no es solo un logro personal. Es un mensaje para cientos de jóvenes del interior profundo del país: se puede. Con talento, pero sobre todo con sacrificio y convicción, los sueños pueden llegar más lejos de lo que parece posible.

El pueblo chaqueño vive este momento con orgullo. En una tierra históricamente relegada en la escena nacional, estos dos nombres ya quedaron marcados en la historia. Echeverri y Lencina llevarán la bandera chaqueña a uno de los torneos más importantes del planeta. No solo jugarán por sus clubes, jugarán por cada barrio, cada pueblo y cada potrero donde alguna vez patearon una pelota descalzos, soñando con llegar hasta acá.

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