La semana pasada, el presidente Javier Milei anunció por cadena nacional dos medidas clave para reforzar su política de déficit cero en medio de un clima legislativo hostil y a semanas de las elecciones bonaerenses:
- Instruir al Ministerio de Economía para prohibir que el Tesoro financie el gasto primario con emisión monetaria, formalizando una práctica ya vigente.
- Enviar al Congreso un proyecto de ley que obligue al sector público nacional a mantener equilibrio o superávit fiscal, penalizando a legisladores y funcionarios que aprueben presupuestos con déficit.
Estas iniciativas se dan en un contexto de tensiones crecientes en el Congreso, donde la oposición —incluso aliados ocasionales— ha bloqueado al oficialismo en varias votaciones y avanza con proyectos con impacto fiscal. El mercado sigue de cerca estos movimientos, destacando que el FMI mantiene su confianza en la gestión económica, pero prevé alta volatilidad hasta las elecciones. Los números oficiales muestran superávit primario y financiero en los primeros siete meses del año, aunque las presiones políticas amenazan ese equilibrio.
En defunitiva, Milei busca blindar su política fiscal antes de un período electoral decisivo, apostando por medidas formales y simbólicas para transmitir certidumbre a los mercados. Sin embargo, el Congreso presenta un escenario adverso que podría frenar o modificar sus iniciativas, poniendo a prueba la capacidad del Gobierno para sostener el déficit cero en un contexto de alta tensión política y económica.