INDUSTRIA ELECTRONICA

Esta semana la noticia vino por parte de Kenvue la dueña de marcas de higiene femenina como Siempre Libre y Carefree. La tendencia se profundiza en medio de condiciones complejas para competir. La participación de las importaciones en la economía es la más alta del siglo

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Más empresas se reconvierten y dejan de fabricar la totalidad o algunos productos localmente para importarlos desde otros países. Esta semana la noticia vino por parte de Kenvue la dueña de marcas de higiene femenina como Siempre Libre y Carefree, que frenará por completo su planta en el partido de Pilar y traerá la mercadería directamente desde Brasil. Se trata de una modalidad que cada vez más firmas están adoptando por la apertura comercial y la apreciación cambiaria. Analistas aseguran que la industria entró en un “modo defensivo”, alertan por la presión tributaria y la falta de financiamiento.

Las importaciones siguen creciendo, en junio las cantidades subieron más de un 53%, lo hicieron por el rebote de la actividad económica, pero también por los incentivos del modelo: apreciación cambiaria y apertura comercial. De hecho la participación de las importaciones de bienes y servicios sobre el producto bruto interno alcanzó el 32,4%, su punto más alto en el último siglo, según datos de la consultora Audemus.

Con este escenario, más empresas deciden reemplazar total o parcialmente su producción local por mercadería importada. A los resonantes casos de primeras marcas en el sector petroquímico, del calzado deportivo y de Nissan en el rubro automotriz, esta semana se sumó Kenvue la dueña de marcas como Siempre Libre y Carefree, que frenará por completo su planta en el partido de Pilar y traerá la mercadería directamente desde Brasil.

En el rubro de higiene personal la multinacional Kimberly-Clark ya había anunciado el mes pasado el cierre de su planta con más de 200 trabajadores en la misma localidad. La reconocida firma decidió en ese caso “centralizar” su actividad en la planta que tiene en la provincia de San Luis.

El modo defensivo

Para la analista especializada en Desarrollo Productivo, Agostina Monti Salías, el movimiento no sorprende porque no es la primera vez que sucede: “Durante el período 2016-2018, con una política de apertura comercial y una fuerte apreciación del tipo de cambio real, muchas empresas enfrentaron la imposibilidad de competir y adoptaron estrategias similares”, remarcó.

Para Monti Salías, lo que vemos hoy es un “triple impacto estructural sobre la competitividad industrial”: un tipo de cambio real aún apreciado, que encarece artificialmente los productos nacionales, una presión tributaria elevada y mal diseñada, que recae con más peso sobre la producción formal que sobre otras actividades y la falta de financiamiento por las altas tasas de interés reales y la volatilidad financiera que lo tornan inviable.

“En este contexto, muchas firmas industriales, especialmente PyMEs, adoptan decisiones defensivas. Importan productos terminados para mantener presencia comercial o sustituyen insumos nacionales por importados más económicos”, explicó la especialista. Sobre este punto, destacó que “no lo hacen porque les convenga estratégicamente, sino porque las condiciones macro e institucionales no les permiten otra alternativa de supervivencia”.

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