El rechazo en el Senado del proyecto de Ficha Limpia por lo que el gobierno acusa al kirchnerismo de bloquear la ley, en cambio, desde el entorno de Mauricio Macri apuntan contra Javier Milei, a quien responsabilizan de haber facilitado el fracaso de la iniciativa en acuerdo con sectores aliados.
Pero aunque Milei festeja con su retórica anti-k, el riesgo político es alto:
El riesgo político es múltiple. Primero, porque el PRO se siente traicionado: Mauricio Macri y sus legisladores creían que había un pacto mínimo para sostener proyectos de transparencia. Ahora amenazan con devolver gentilezas cuando lleguen al recinto reformas clave—blanqueo, alivio impositivo, privatizaciones—que necesitan mayoría especial. Segundo, porque la narrativa libertaria sufre un cortocircuito: ¿cómo denunciar a la casta mientras se habilita su supervivencia?. Tercero, el episodio abre un flanco para que el PRO recupere la bandera republicana y encarne una oposición liberal pero gobernable, en contraste con la motosierra “sin brújula”. Y finalmente, refuerza la polarización deseada por el kirchnerismo, que vuelve a presentarse como víctima de una proscripción frustrada.
En política, la foto del día rara vez es inocente. Esta vez, la imagen de Ficha Limpia hundiéndose sin Milei a bordo retrata algo más profundo: sin alianzas estables, la motosierra puede terminar serruchando la rama sobre la que se sienta el propio Presidente.
