El Gobierno de Javier Milei logró mantener el veto a la ley de financiamiento universitario, que proponía aumentar los salarios de docentes y no docentes por inflación de forma retroactiva. La Casa Rosada argumentó que la norma amenazaba el equilibrio fiscal, esencial para su plan económico.
El apoyo del PRO, peronistas tucumanos y la ausencia de varios diputados clave resultaron decisivos para el veto, que recibió 85 votos a favor frente a 160 en contra. La intervención de Mauricio Macri ayudó a unificar la bancada del PRO, a pesar de tensiones internas.
Los gobernadores también jugaron un papel importante: algunos, como Osvaldo Jaldo de Tucumán, apoyaron el veto, mientras otros, como Marcelo Orrego de San Juan, votaron en contra. La oposición, aunque casi unida, tuvo ausencias que afectaron su capacidad para superar el veto.
El Gobierno continuó negociando con gremios docentes, anunciando aumentos en la Garantía Salarial Docente y otros ajustes, mientras la oposición se centró en criticar el veto y buscar alternativas legislativas.
