Tras el revés legislativo sufrido por el Gobierno, el presidente Javier Milei profundizó su distanciamiento no solo con la oposición, sino también con aliados, reafirmando su negativa a negociar fondos a cambio de votos, una práctica habitual en la política argentina.
El Congreso avanzó con proyectos que afectan el equilibrio fiscal pilar de la gestión de Milei con apoyo unánime de las 24 provincias. El Gobierno estima que las medidas tendrían un costo fiscal cercano a 2,5% del PBI, aunque otras fuentes lo sitúan entre 0,7% y 1,6%.
A esto se suman tensiones internas, como el supuesto conflicto entre Karina Milei y Santiago Caputo, asesor clave en la estrategia política. Esta disputa habría paralizado avances en temas sensibles como las privatizaciones y la inversión en infraestructura vial, lo cual genera incertidumbre entre empresarios.
En paralelo, algunos sindicalistas y gobernadores del interior comenzaron a tejer alianzas de cara a las elecciones de 2027, apostando a una alternativa de centro que supere tanto al kirchnerismo como al macrismo.
En definitiva el gobierno de Javier Milei enfrenta un momento político delicado: pierde respaldo legislativo, se aísla de los gobernadores, y exhibe fisuras internas que obstaculizan su agenda económica. Mientras tanto, la oposición, con alianzas inesperadas, gana terreno político. La falta de consensos pone en jaque la gobernabilidad y abre el escenario para una reconfiguración del mapa político hacia 2027, con sectores sindicales y provinciales comenzando a tomar protagonismo.