Cristina ha sido activa en ofrecer propuestas para modernizar el peronismo y revisitar políticas clave como leyes laborales y educación. Sin embargo, su crítica al gobierno actual se centra principalmente en la economía, acusando a Milei de seguir regulando precios y mostrando insatisfacción con la situación económica. Estas críticas se presentan como un contraste con el modelo de gobierno de Milei, en un contexto donde el interés público por la política ha disminuido significativamente.
Dentro del peronismo, la relación entre Cristina Kirchner y el gobernador Axel Kicillof es tensa. Kirchner ha criticado a Kicillof por su gestión y lo ha apartado de las decisiones clave. Esta falta de unidad y el conflicto entre líderes camporistas y Kicillof reflejan la desorganización y la falta de liderazgo en la estructura del kirchnerismo bonaerense.
Kirchner está evaluando su participación en las elecciones de 2025, con rumores sobre una posible candidatura. Aunque ha promovido otros nombres, como la senadora Lucía Corpacci, también ha dejado abierta la posibilidad de postularse ella misma. Esta incertidumbre refleja un operativo clamor por su candidatura, que podría reconfigurar la política argentina y alterar el enfoque de la campaña de Milei.
El 17 de noviembre, el Partido Justicialista renovará sus autoridades, tras la renuncia de Alberto Fernández. Kirchner y sus allegados están manejando esta transición, con varios candidatos en juego para liderar el partido. La elección de Ricardo Quintela o de otros nombres podría tener un impacto significativo en la dinámica política.
En conclusión, Cristina Kirchner se está reposicionando estratégicamente en el panorama político argentino, manteniendo una relación calculada con Milei, navegando en aguas turbulentas dentro de su propio partido y preparando el terreno para las elecciones de 2025. Su enfoque actual parece ser una mezcla de moderación pública y preparación detrás de escena para asegurar su influencia y su rol en el futuro político del país
