El equipo económico del gobierno argentino cree que las recientes medidas de restricción monetaria, implementadas por el Banco Central, podrían desacelerar la inflación por debajo del 4.2% mensual registrado en mayo. La estrategia incluye la limitación de la emisión de pesos y busca que la inflación converja con el tipo de cambio oficial, con el objetivo final de eliminar el cepo cambiario si el FMI colabora con desembolsos de dólares.
Sin embargo, hay escepticismo en el mercado sobre la efectividad de estas medidas debido al tiempo necesario para recibir la asistencia del FMI y al posible impacto negativo en la economía. La «fase 2» de la política económica incluye la eliminación de la emisión de intereses de pasivos remunerados, trasladados al Tesoro, con el propósito de reducir la inflación.
El gobierno espera que la inflación mensual núcleo, actualmente en 3.7%, y la mayorista, en 2.7%, disminuyan al 2%. De ser así, podrían reducir aún más el ritmo del crawling peg para acercarlo al 1% mensual y eventualmente fijar el tipo de cambio.
Las opiniones de los economistas varían:
- Aldo Abram, de Libertad y Progreso, es escéptico y señala que, a menos que el Banco Central utilice instrumentos como las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) para reducir el exceso de pesos, será difícil alcanzar una inflación del 2% mensual.
- Sebastián Menescaldi, de EcoGo, considera improbable que la inflación baje a ese ritmo sin conseguir dólares adicionales.
- Federico Domínguez, economista y asesor financiero, es más optimista y cree que con un tipo de cambio fijo y un refuerzo de reservas, la inflación núcleo podría alcanzar el 2% mensual.
En definitiva, el éxito de las medidas económicas depende de varios factores, incluyendo la obtención de dólares y el mantenimiento de una política fiscal estricta.